La planificación de nuevos asentamientos requiere respuestas específicas a las condiciones climáticas, sociales y culturales, para lograr de esta forma un desarrollo sostenible en el tiempo, basado en la calidad y sustentabilidad del ambiente construido.
El hecho de que hoy en día no se tomen en cuenta los aspectos bioclimáticos, se une al poco respeto por el ambiente que ahoga a los países desarrollados y en vías de desarrollo, que no aportan los medios suficientes para aplacar la calamidad ecológica existente.
La forma urbana a través del diseño, posee el potencial para generar condiciones ambientales óptimas y reducir costos de uso.
Para lograrlo se debe trabajar a partir de la definición de tramas, subdivisión del suelo, densidades, orientaciones y volumetrías las cuales estarán formuladas a fin de garantizar una calidad ambiental urbana utilizando el entorno natural en beneficio del proyecto.
Estas estrategias garantizarán entre otros factores los niveles de ventilación, asoleamiento y condiciones de confort de los espacios urbanos, disminuyendo los impactos ambientales proporcionando así un entorno adecuado para la vida comunitaria con notables reducciones de los consumos de energía.
A pesar de que en muchos casos, el presupuesto del proyecto no se ve afectado al diseñar de acuerdo a parámetros de sostenibilidad, en la actualidad existen limitaciones que debemos ir superando si queremos lograr que cada vez más proyectos se desarrollen bajo estos conceptos.
En este sentido el desconocimiento por parte de promotores y clientes en la temática bioclimática, unido a los múltiples obstáculos o restricciones que existen por normativas obsoletas provocan una resistencia en la implementación de las propuestas convirtiéndose así en la mayor amenaza a transformar dentro del Ordenamiento Ambiental y Urbano.
La promoción privada se caracteriza por tener una visión económica a corto plazo y no encuentra rentable asumir ningún sobrecoste, que en todo caso y según muchos, sólo conlleva beneficios para el usuario final que verá una economía en su factura energética.
El promotor ignora el hecho de que el valor agregado que representa diseñar tomando en cuenta el entorno en la mayoría de los casos no conlleva costos adicionales, siempre y cuando, se trabaje con un equipo interdisciplinario que toma decisiones en tres dimensiones interdependientes: ambiental, social y económica. Todo esto generando beneficios directos para el promotor, el usuario, la ciudad y como valor agregado beneficiando el entorno al promover un desarrollo sustentable.
Por otro lado el usuario está acostumbrado a productos inmobiliarios ajenos al clima, por no decir incluso contrarios al mismo. La capacidad de intervención del usuario se limita prácticamente a regular los sistemas activos de climatización a fin de lograr el confort térmico, viviendo de esta forma totalmente aislado del entorno que le rodea y teniendo que pagar con creces los resultados de un mal diseño. Es por esto que la divulgación de los beneficios que genera diseñar bajo estos parámetros juega un rol importante. Un usuario informado es un usuario capacitado e interesante como consumidor el cual demandará las múltiples ventajas que representa vivir en un proyecto que aprovecha los recursos naturales disponibles utilizándolos en su beneficio.
Igualmente nos encontramos con la situación en la que el planificador urbano está dispuesto a diseñar un proyecto coherente con su entorno por lo que invierte innumerables horas tratando de venderle la idea al promotor para finalmente encontrarse con una legislación urbana carente de cualquier planteamiento de sostenibilidad, que imposibilita a menudo la aplicación de soluciones que se traduzcan en minimizar el impacto ambiental.
Podemos observar, por ejemplo, como las normas urbanísticas en los países en vías de desarrollo establecen anchos mínimos para las vías y aceras las cuales deben ser construidas con materiales de elevado coste energético, de lo contrario no pueden ser considerados en el proyecto. En la mayoría de los casos estas vías se encuentran sobredimensionadas y pre-diseñadas debiendo ser implementadas independientemente de los factores que presenta el proyecto.
Es por esto que diseñar proyectos amigables con nuestro entorno no requiere solo hacer un análisis de sitio y entender nuestro entorno, demanda igualmente que todos los personajes y elementos que participan en el mismo se ocupen y enfoquen bajo los mismos criterios.
En nuestro medio parece generalizada la idea de que cualquier proyecto podrá y deberá resolver más tarde los problemas de confort mediante sistemas activos de climatización. Ello permite ignorar las características del clima y del lugar donde se ubica.
Aunque en la actualidad el planteamiento de proyectos sostenibles requiere vencer barreras y paradigmas, podemos observar como el número de proyectos diseñados bajo estos criterios sigue en aumento y de igual forma como promotores, usuarios, profesionales del diseño y gobiernos van adoptando estos principios que están marcando la pauta a seguir.
El punto de partida para desarrollar un proyecto bioclimático es determinado desde las primeras etapas del diseño urbano. Una buena planificación en esta fase, garantiza las condiciones adecuadas para el esquema constructivo a menor escala dentro del desarrollo.
El diseño sostenible para el clima tropical húmedo, donde desarrollo la mayor parte de mis proyectos, debe contemplar corredores verdes, áreas peatonales, parques y ciclovías los cuales representan espacios atractivos para los pobladores constituyendo elementos que climatizan a gran escala actuando de esta forma como modeladores climáticos.
De igual forma los cinturones vegetales juegan un papel fundamental, ayudando a climatizar el entorno y modelar los vientos, brindando así sombra a lo largo de las rutas peatonales y ciclovías.
Por otro lado la orientación de las avenidas y lotes debe ser planificada de tal forma que modele una adecuada disposición de las unidades residenciales a proyectar de acuerdo a los factores climáticos y recorrido solar, facilitando el diseño bioclimático puntual de las futuras estructuras.
Una vez diseñada la parte urbana se deben organizar las guías de diseño las cuales constituyen un documento que servirá como guía para todas las partes que tendrán que de alguna u otra forma intervenir el sitio analizado, desde futuros desarrolladores hasta los usuarios finales, sentando con esto las bases para el desarrollo de un proyecto diseñado bajo criterios bioclimáticos y de sostenibilidad.
Proyectar en un mundo globalizado requiere entender el alcance y repercusión que puede generar un emprendimiento que le da la espalda a la realidad local y particular de cada sitio.
Debemos tener claro que ignorar el entorno del proyecto y sus características climáticas constituyen un efecto directo en los espacios urbanos, sus edificaciones y usuarios.
Entendiendo que la vida útil de nuestros proyectos es elevada, resulta evidente pensar a largo plazo y garantizar los recursos para las generaciones futuras, proyectando espacios coherentes con su entorno y consientes de la realidad social, cultural, económica y natural de su medio.
En este sentido el urbanismo sustentable es aquel que conservando los recursos, como el patrimonio natural y cultural de las ciudades, y aprovechándolos de forma sostenible, propicia a su vez un desarrollo económico en forma vigorosa pero equilibrada, con alto sentido de equidad social.
Como director de la firma De Las Casas Arquitectos, te invito a visitar el sitio: www.delascasasarquitectos.com y así juntos definir y aplicar propuestas de beneficio global.
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